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IN MEMORIAM

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mayo  3, 2024

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Sobre hombros de un gigante

Citar: elDial.com - CC6CF3

Copyright 2024 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina

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Sobre hombros de un gigante

 

Por Martín Siano

 

 

Corría el año 1992. Con la reciente creación de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, María Julia Alsogaray tomaba un rol destacado en el gabinete del presidente Menem. Algunos de sus colegas, resistían su avance sobre los temas ambientales de cada sector, intentando conservarlos para sí. Este, era el caso de la Secretaría de Energía que, para tal fin, adoptó una norma de recomendaciones para la protección del medio ambiente en operaciones de exploración y explotación de hidrocarburos que había elaborado el Instituto Argentino del Petróleo, y la sancionó como propia, a través de la Resolución S.E. 105/92. De allí en más, todo el sector petrolero quedaría fuera del alcance de la renombrada Secretaria.

 

Aquella tarde, la Sala de Profesores de la Facultad de Derecho de la UBA estaba atestada. Como siempre, el ir y venir del cambio de turno dejaba pocos lugares disponibles para sentarse. No era mi primera vez allí... ya llevaba algún tiempo asistiendo al Dr. Mario de Marco Naón en sus clases, junto a la Dra Laura Belfer, por lo que conocía sus asientos de cuero verde y sus mesas de lectura con sus lámparas muchas veces quemadas.

 

Pero sí, con mis veintitantos, sería mi primera vez con un profesor titular. Por ese entonces, me había anotado para dar el examen de acceso a Carrera Docente en la cátedra del Dr. Mario Valls, y el Dr. De Marco Naón propuso presentármelo previamente, en un encuentro en la sala de profesores, como antesala del examen propiamente dicho.

 

El Profesor Valls estaba sentado de frente a las ventanas, y recuerdo que se levantó para saludarme, en un gesto que luego aprendí, era para el tan natural como cortés. Su gesto amable, su aire campechano, su mirada cálida –pero a la vez inquisidora– me convocaron a pensar de otra forma de los profesores titulares.

 

Las presentaciones tomaron un minuto nada más… de inmediato me encontré comentando sobre mi trabajo en YPF, las características de la explotación hidrocarburífera y las implicancias ambientales de la actividad, todo ello a la luz de la nueva Resolución 105/92. El Prof. Valls no podía con su genio y me llevaba recurrentemente hacia los temas vinculados al agua, y las implicancias de las actividades petroleras para ésta. Yo, me defendía como podía, de embates tan portentosos como cálidos.

 

La charla duró más de dos horas, pero para mí fueros semanas. Recuerdo que concluí agotado, por momentos confundido. En dos horas habíamos recorrido la legislación hidrocarburífera y la incipiente legislación ambiental, el famoso, por entonces, fallo Kattan y, por supuesto, el fallo Saladeristas del Barracas (hoy llamado por muchos  Saladeristas Podestá,  ícono del ejercicio del poder de policía en defensa de la salud pública, y que por ese entonces sólo era recordado por el Profesor Valls)  que era completamente nuevo para mí, pero que, descubrí con el tiempo, era un predilecto del Titular de la Cátedra (presente cada año en las Efemérides del Derecho Ambiental).

 

Ya bien entrada la noche, nos despedimos. El Dr. Valls tenía un curso que conducir, o algo así. Se levantó, recogió sus cosas, se saludó con el Dr. De Marco Naón y, ya se estaba retirando cuando me animé a preguntarle por el examen… cuándo sería, qué temas tendría, etc. Los dos Marios se miraron y sonrieron… Este fue el examen, dijo alguno de ellos, ya no sabría recordar cuál… y yo me quedé allí, helado.

 

Unos días después, quizás semanas, fui convocado a la Sala de Profesores nuevamente. Allí estaba el Profesor Valls, también Mario de Marco y en ese momento conocí a Claudia Valls. El profesor Valls me presentó así: “… el contaminador que ingresa a la cátedra”, y, de allí en adelante, y por más de 30 años, hasta la última oportunidad en que nos vimos, me siguió llamando igual: el Contaminador, mote que al principio me dolía, pero que luego empecé a llevar con resignación, y también con estima, ya que nunca fue para denostar, sino con una estima agridulce, probablemente, al creer que yo estaba “del otro lado”. Sin embargo, siendo el Contaminador, me abrió las puertas y me aceptó entre los suyos, por lo que luego, ya incluso me encariñé con el latiguillo.

 

Esa estima me la demostró constantemente, con grandes deferencias para mí, al punto que, varios años después, accedió a escribir una carta de recomendación para la Universidad de Pennsylvania, donde cursé mi Maestría. Luego, continuó demostrándome deferencia y calidez en el trato que tuvo conmigo hasta la última vez que nos vimos.

 

Hablar de Mario Valls es hablar tanto de la historia como del presente del Derecho Ambiental Argentino. Pero también es hablar del derecho de aguas, y también es hablar de la pasión docente, de la calidez de los grandes, de los hacedores de caminos, de los precursores.

 

Y, fundamentalmente, es hablar del futuro del Derecho ambiental. Del futuro de sus institutos, del futuro de su desarrollo legislativo, del futuro de su jurisprudencia. Ese futuro que estamos hoy viendo solamente, como dijo Isaac Newton, pues nos hemos parado sobre hombros de un gigante, como Mario Valls.

 

Citar: elDial.com - CC6CF3

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